La respuesta depende del tipo de contenido y el público al que se dirige, ya que ambos tienen ventajas y desventajas que vale la pena explorar.Los subtítulos cerrados, también conocidos como «closed captions,» ofrecen al espectador la posibilidad de activarlos o desactivarlos según su preferencia. Esto es ideal para plataformas como YouTube, Netflix o servicios de streaming, donde los usuarios pueden personalizar la experiencia de visualización. Además, permiten seleccionar diferentes idiomas, lo que amplía considerablemente el alcance del contenido a audiencias internacionales. Esta opción es también crucial para la accesibilidad, ya que facilita que personas con dificultades auditivas o que prefieren leer el contenido puedan disfrutar del video. Sin embargo, su desventaja radica en que, si no se activan, parte del público podría perderse el mensaje.
Factores técnicos y estéticos a considerar
La decisión entre subtítulos cerrados o abiertos no solo depende del tipo de contenido, sino también de consideraciones técnicas y estéticas. Los subtítulos abiertos pueden afectar el diseño visual del video, ya que están siempre presentes, por lo que es importante cuidar su ubicación y formato para no interferir con la imagen. En cambio, los subtítulos cerrados permiten mantener la estética original intacta. También es esencial tener en cuenta el formato y las plataformas donde se compartirá el video, ya que no todas permiten la inclusión de subtítulos cerrados.
¿Cuál elegir?
La elección entre subtítulos cerrados y abiertos dependerá de las necesidades específicas del proyecto. Si el objetivo es alcanzar una audiencia amplia, en diferentes idiomas y plataformas, los subtítulos cerrados pueden ser la mejor opción. Sin embargo, para contenido que será consumido en redes sociales o en situaciones donde el sonido no es prioritario, los subtítulos abiertos son más efectivos.